29 jul 2011

ZAPATERO FACILITA EL TRABAJO A RUBALCABA PARA LAS GENERALES

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha decido adelantar las elecciones cuatro meses y serán definitivamente el próximo 20 de noviembre, fecha que ha suscitado cierto morbo a tratarse de la fecha en la que murió el dictador Francisco Franco. Tarde desde mi punto de vista, pero al final se ha producido el adelanto electoral que se exigía desde el principal partido de la oposición y desde amplios sectores de la sociedad. Desde el pasado mes de mayo, y tras la debacle socialista en las elecciones autonómicas y municipales, parecía oportuno convocar unas elecciones generales, más aún cuando el candidato socialista quedó definido semanas después. Sin embargo, Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba pensaron que más bajo no se podía caer en intención de voto y decidieron mantener el suspense de la convocatoria anticipada de elecciones en previsión de que empeorar era difícil y lo único que quedaba era mejorar algo y minimizar el daño que los socialistas podrían tener en las generales. Porque no cabe duda que la decisión tomada este viernes por Zapatero no parte de la propia voluntad del presidente del Gobierno, quien siempre mantuvo su intención de agotar la legislatura, sino que el candidato Rubalcaba tuvo que decir mucho en este paso dado por Zapatero. 

La bicefalia en la que estaba inmerso el partido, por una parte el presidente del Gobierno y secretario general del partido, Zapatero, y por otra el candidato a las próximas elecciones generales, Rubalcaba, estaba llevando a planteamientos contradictorios y en propuestas que no estaban dejando bien parado ni a uno ni a otro. Predicar una cosa desde el Gobierno y decir lo contrario como candidato no estaba resultado nada fácil. De celebrarse las elecciones en marzo, Rubalcaba tenía un camino difícil y largo por recorrer y eso había que acortarlo para no desgastarse. Si a esto le unimos el denominado caso ‘Faisán’ y las repercusiones que puede suponer ello en la imagen de Rubalcaba, exministro del Interior, está claro que la decisión no se hace tanto pensando en el bien de España y su delicada situación económica, sino más bien en beneficiar al candidato socialista. 

De hecho, y con toda la carga de escepticismo que queramos poner, la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicada esta misma semana, mostraba como el PSOE recortaba la distancia en intención de voto respecto al PP; además, lo que es más sorprendente, situaba a Rubalcaba por encima de Mariano Rajoy en valoración como un mejor futuro presidente. También coincide el anuncio de las elecciones con la publicación de los datos del segundo trimestre de la Encuesta de Población Activa (EPA) con 76.500 parados menos, aunque el desempleo continúa estando en el 20,85 por ciento, 4.833.700 personas. 

EstLas reformas previstas por el Ejecutivo y que había sido el arma utilizada por Zapatero para no adelantar las elecciones con la justificación de concluirlas, han quedado en agua de borraja. Estamos acostumbrados a que los políticos mientan sistemáticamente, pero lo peor es que lo haga el presidente del Gobierno, y no es la primera vez. Veremos si da tiempo de cerrar algunas de las reformas emprendidas por el Gobierno, pero llegarán muy justas y es posible que no salgan adelante. Hoy, el Fondo Monetario Internacional calificaba a nuestro gobierno de “relativamente optimista” en las previsiones económicas y recomendaba una subida del IVA y una disminución en el gasto de funcionarios. Deberá ser el nuevo gobierno que salga de las elecciones generales el que acometa la profundización de las reformas, y como parece que todos dan, incluso los socialistas, como ganadores al PP, tendrá que ser un gobierno liderado por Mariano Rajoy el que aplique posiblemente medidas impopulares.Y ese será el momento que tendrá el PSOE y Rubalcaba de sacar el mazo en la oposición y atacar al PP. Otra cosa es que tengan credibilidad en las críticas.

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