15 jul 2011

LOS EXCESOS DE LOS POLÍTICOS: EL CASO DE CASIMIRO CURBELO

¿Creer a un político o creer un informe policial? Sinceramente, me quedo con la segunda opción. Teniendo en cuenta la facilidad y la práctica que tienen los políticos para esquivar la verdad, no resulta difícil que ante dos versiones tan opuestas como las del senador y presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, y la Policía sobre un altercando protagonizado por el político en cuestión y por su hijo, tienda más a depositar mi confianza en las fuerzas de seguridad que en la palabra del político, por lamentable que pueda parecer la poca fe que tengo en los políticos; se lo han ganado a pulso.  
Por delante queda que todas las generalizaciones conllevan a error. De acuerdo. Pero la balanza tiende de manera muy preocupante hacia la desconfianza en la clase política, y eso es algo que se refleja hasta en las encuestas.
Curbelo fue detenido el jueves por la Policía Nacional en Madrid por agredir supuestamente a varios agentes policiales tras un altercado en un lugar de ocio de la capital hacia las seis de la madrugada. El senador y presidente del Cabildo gomero fue traslado junto a su hijo, a una comisaría cercana. No viene al caso los datos de lo que podrían hacer o dejar de hacer Curbelo y su hijo en el local donde se originó todo el suceso, eso pertenece a la más estricta intimidad; ahora bien, cuando la conducta trasciende en un altercado público y cuando se pone por delante el cargo para amedrentar y coaccionar a las fuerzas del orden, tal y como se explicita en la narración de los hechos que hace la Policía, todo cambia. Los políticos suelen excederse con facilidad haciendo mal uso de su calidad de representante público y me parece que este es uno de esos casos. Lo primero que tiene que hacer un político es dar ejemplo a sus votantes y a toda la ciudadanía, va incluido en el oneroso sueldo que cobran y es lo mínimo que se les puede exigir. Además, respetar a las fuerzas de seguridad que, como funcionarios, realizan su trabajo y que no están para despropósitos montados por un político a altas horas de la noche, es un principio ético que un cargo público no se puede permitir el lujo de pasar por alto.
La comparecencia ante los medios de comunicación este viernes de Curbelo me  pareció patética. Daba la impresión de que no se creía lo que estaba diciendo y la explicación de lo sucedido. Peor aún cuando comienza a lanzar la tan usada cortina de humo de que el PP y los medios afines han elevado esta noticia a portada de la prensa nacional. Para rematar, evidentemente no dimitirá, solo serán los ciudadanos con su voto quienes lo hagan. Y es que si hay algo que le cueste a un político es reconocer que ha cometido un error, pedir disculpas y si la cuestión es de gravedad, a otra cosa mariposa. Pero esto último parece ser una utopía.

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