1 jun 2011

HAY QUE PEDIR RESPONSABILIDADES A ALEMANIA POR LA 'CRISIS DEL PEPINO'

Lo que se ha denominado ‘crisis del pepino’ ha terminado por apuntillar un sector débil de por sí como es el agrícola y, en concreto, el hortofrutícola en España. Cuando este país comenzaba a tener buenos datos en la exportación de productos unos acontecimientos como los que están sucediendo en estos momentos afecta seriamente a la economía del país. La acusación sin pruebas concluyentes, estudios y análisis contrastados, realizada hace seis días por la consejera de Sanidad de la ciudad-estado de Hamburgo, Cornelia Prüfer-Storks, sobre los pepinos españoles importados por Alemania como causantes del brote de bacteria ‘E. Coli’ que había causado la muerte a varias personas -16 víctimas mortales hasta el momento de escribir este artículo-, no cabe más que calificarlas de irresponsables.
La imprudencia de esta consejera, saltándose todo el protocolo que reclama una situación como esta, le ha hecho rectificar este martes de las acusaciones que hizo la semana pasada sobre los productos españoles. Pero el daño ya está hecho. Cerca de 200 millones de euros ha perdido el sector en una semana, más de 500 trabajadores despedidos de explotaciones agrarias, varios países europeos han cerrado la comercialización de verduras, hortalizas y frutas españolas. Incluso en nuestro país, la conocida cadena de supermercados alemana Lidl anunciaba la retirada temporal de los pepinos de los establecimientos de toda España. Para concluir, los Estados Unidos se unían a la procesión y anunciaban que realizarán exhaustivos análisis a los productos importados de España como pepinos, lechugas o tomates.
Una buena parte de la exportación hortofrutícola española se destina a Alemania, pero no se puede elevar este argumento por parte de las autoridades alemanas para inferir, sin más, que la causa de la infección se encuentra en los pepinos andaluces, focalizando el problema en el lugar de origen de los productos y paralizando la importación desde España. También Holanda suministra de pepinos a Alemania, y también hay pepinos holandeses que están siendo analizados, sin embargo, pasan inadvertidos. En España no hay casos de afectados por la bacteria y los dos casos conocidos de españoles infectados hasta ahora provienen de Alemania, país en el que estuvieron estos últimos días.
Creía que a estas alturas el desprestigio que antaño tenía España en los países de primera línea como Francia, Reino Unido o Alemania, había quedado atrás. España siempre ha pertenecido a la periferia, al sur, con todos los prejuicios que ello conlleva. Y esos prejuicios salen a flote de vez en cuando, como es el caso ahora de Alemania. Cuando algo va mal la culpa es de la periferia, España y sus productos. Pero ojo, no vaya a ser que el problema haya sido la manipulación llevada a cabo en Alemania de algunos productos y el pésimo control de los mismos realizado en terreno alemán.
Es lógico que Alemania tome medidas para garantizar la salud de sus ciudadanos, aunque no responsabilizando a otros sin pruebas, sin certezas. España está dentro de la Unión Europea y sus productos están sometidos a rigurosos controles; además, la calidad de la verdura y fruta de nuestro país está de más defenderla. El Gobierno español, que podría haber actuado con más firmeza desde el inicio del problema, ya ha anunciado que una vez se determine la fuente de la infección actuará pidiendo las responsabilidades oportunas a Alemania. Espero que nuestro gobierno no se achante ante la todopoderosa economía alemana y que, al menos, muestre la dignidad en este tema que no ha sabido mantener en otros asuntos.
Desde mi punto de vista las responsabilidades deben dirigirse en dos líneas. Por una parte, desde el punto de vista económico ante la Unión Europea y la propia Alemania. En segundo lugar, responsabilidades también políticas. La consejera de Sanidad de la ciudad-estado de Hamburgo tiene que dimitir o ser cesada de inmediato por abrir una crisis entre los dos países y por la mala gestión de la misma. Estamos hartos en España de políticos que cometen insensateces, chorizadas y demás actos que deberían conllevar por ética la dimisión inmediata. En muchos de estos casos se pone como ejemplo a políticos de países europeos que no tiemblan cuando tienen que presentar su dimisión o cuando son cesados de sus cargos. Pues bien, espero presenciar en los próximos días a los responsables políticos alemanes que han gestionado esta crisis presentado su dimisión o, de lo contrario, cesándolos fulminantemente de sus cargos públicos.

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