4 feb 2011

LOS POLÍTICOS NO SABEN DE AUSTERIDAD


El Consejo de Ministros ha dado a conocer la cuantía de las subvenciones que recibirán los partidos políticos con representación parlamentaria y para nuestro disgusto hemos podido observar que no solo disminuye, sino que las subvenciones a los partidos aumentan en 2011 respecto al año anterior. Un total de 82, 35 millones de euros se repartirán catorce formaciones políticas. El partido que más dinero se lleva en subvenciones será el Partido Popular (PP) con 34.470.400,58 euros, seguido del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con 32.629.432,74. Por su parte,  Coalición Canaria recibirá algo más de medio millón de euros, en concreto 545.011,38 euros. En 2010 las subvenciones del Estado para partidos políticos ascendieron a 81.380.200 euros.

Una muestra más, por si hacía falta, de cómo la clase política española predica pero no da ejemplo. Cuando España tiene una cifra de paro récord en su historia con más de cuatro  millones y medio de desempleados; cuando se establece una reforma laboral y de pensiones que restringe las condiciones sociales que hasta ahora venían disfrutando los ciudadanos de este país; cuando muchos trabajadores han aceptado una rebaja salarial para no ser despedidos en sus empresas, o cuando los funcionarios y empleados públicos han visto recortado su sueldo entre un 5 o 7 por ciento, es un insulto para todos que esta casta, como bien la definió Pérez Reverte, tenga la desvergüenza de subirse las subvenciones que reciben del Estado. 

Admitimos que estamos en un periodo difícil de crisis económica y asumimos que hay que realizar sacrificios para intentar salir de esta situación, pero no es de recibo que aquellos en quienes depositamos nuestra confianza, aquellos quienes nos representan, no tomen en consideración este principio de austeridad que tanto pregonan. Es época de vacas flacas, pero para todos, también para los políticos. 

Asociaciones vecinales, organizaciones sin ánimo de lucro, entidades deportivas, de ayuda social, etc., han visto reducidas las subvenciones y ayudas que hacían posible desarrollar un importante trabajo para la sociedad. La falta de esas ayudas han provocado que muchas de ellas hayan dejado simplemente de existir, otras lo están a punto. 

De la misma manera que considero que los sindicatos deben replantearse su financiación en aras de una mayor independencia respecto al poder, también los partidos políticos deben replantearse un modelo de financiación, en todo caso mixto, en el que la subvención estatal no pueda superar un porcentaje claramente delimitado, y el resto del dinero con el que puede contar un partido pueda proceder de otros mecanismos perfectamente regulados y transparentes.

Hasta que esto no se produzca, la opinión de los españoles de la clase política irá acentuándose negativamente y cada vez más irá agudizándose un profundo desengañado en los políticos y en su trabajo. Muestra de ello son los últimos resultados de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) donde la clase política española aparece invariablemente como el tercer problema.

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