24 feb 2011

EN POCAS LÍNEAS (II)

Terminó el Debate sobre el Estado de la Nacionalidad

El Debate sobre el Estado de la Nacionalidad concluyó como era previsible en el Parlamento de Canarias con la autocomplacencia del Gobierno de Canarias, y el apoyo de su grupo, CC; la crítica ramplona del PSOE y la “incómoda” situación del PP, hasta hace pocos meses socio de Gobierno.

Autocomplacencia del Gobierno canario en las medidas que ha adoptado para atajar la crisis económica, en las ayudas sociales, en el funcionamiento de la sanidad y la educación en el Archipiélago y, en general, por el trabajo realizado en estos cuatro años de legislatura que llegan a su final. Especial significado tiene las referencias a la sanidad y la educación, en un esfuerzo de autoconvencimiento de que, pese a los recortes presupuestarios, la calidad, cuestionable calidad, se mantiene. No parece decir lo mismo, en el caso concreto de la educación, los padres, profesores y equipos directivos de muchos centros educativos de las Islas.

Complicado lo tenía el PSC-PSOE en atacar al Gobierno de Canarias en cuestiones como la crisis económica y la consecuencia más directa de la misma en el Archipiélago, el desempleo. La rémora de la mala gestión que el Ejecutivo socialista de Rodríguez Zapatero ha hecho de la crisis económica no parece ser una buena carta de presentación para mantener un debate sobre el desempleo en Canarias y la gestión, limitada, que el Gobierno canario puede realizar en este asunto.

El antiguo socio de Gobierno, PP, tenía que nadar y guardar la ropa. Criticar, pero siendo consciente de que buena parte de las medidas y leyes aprobadas en esta legislatura se hicieron con su apoyo. Con unas elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina, había que buscar fórmulas para distanciarse de los postulados de CC. Y en eso se fraguo el discurso popular. Previsible, todo previsible.

Treinta años del 23-F

Lo primero que me viene a la memoria de aquellos días es la cara de preocupación de los maestros del centro escolar donde estudiaba sexto curso de Primaria. Los veía entrar y salir del aula sin entender bien lo que sucedía, aunque con la convicción de que algo bueno seguro que no era. Escuché lo de los tanques en Valencia y todo me parecía lejano, como si no fuera conmigo, anecdótico en la inconsciencia infantil.

Sin embargo, España estaba viviendo la auténtica prueba de fuego de nuestra joven democracia. Los convulsos años que vivía el país había llevado a una parte del Ejército a plantear un pulso a la democracia y al Rey. Aquel 23 de febrero de 1981, los militares entraron en el Congreso de los Diputados poniendo en jaque a la democracia, pero no pudieron ejecutar el jaque mate.

La intervención del Rey fue decisiva para contener el golpe de Estado. Treinta años después, con una democracia cada vez más sólida y unos ciudadanos que desde la perspectiva histórica que da el tiempo valoran lo sucedido, analizamos los hechos en su verdadera dimensión, el inicio verdaderamente de la democracia en España.

Ayer amigo, hoy tirano

Esto es lo que está pasando con las revueltas que asolan los países árabes donde los regímenes, que durante décadas han mantenido en el poder a auténticos tiranos, ahora se tambalean por las exigencias de mayor democracia y justicia social de sus ciudadanos. Todos ellos han dejado de ser amigos de los países occidentales que habían callado ante las injusticias, corrupción, nepotismo y autoritarismos de sus gobiernos, mientras estos países se mantenían con cierta tranquilidad política interna.

La democracia y la justicia social era lo de menos para Europa o Estados Unidos, que ahora observamos cómo les entra un afán por democratizar estos países que hace unos meses era impensable. De amigos a tiranos, esta es la conversión de personajes como Hosni Mubarak (Egipto), Zine el Abidine Ben Ali (Túnez) o el rey de Bahréin Hamad bin Isa al Jalifa.

‘La real politik’ se había impuesto en la comunidad internacional. La pragmática manda, y como en esta ocasión, ahora hay que ponerse de parte del pueblo al grito de “abajo con los tiranos”.


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