7 feb 2011

LA JUSTICIA DECIDIRÁ SOBRE BATASUNA


Era cuestión de esperar el momento. Los pasos se venían dando desde hace varios meses. El pasado mes de enero la banda terrorista ETA anunciaba un alto el fuego permanente y verificable internacionalmente, hecho que fue considerado insuficiente por las principales fuerzas políticas del Estado, pero que era el primer paso de la estrategia que poco a poco se estaba fraguando. Ahora es la izquierda abertzale la que ha dado un paso más y ha anunciado la creación de un nuevo partido político con un perfil diferente al que nos tenía acostumbrado. En los estatutos de la nueva formación política, continuista de Batasuna, se explicita el rechazo a todo tipo de violencia, incluida la de ETA, además de desarrollar un modelo organizativo diferenciado del pasado. 

Una nueva formación política que surge de la situación desesperada en la que se encuentra el mundo abertzale y ETA, con un horizonte sombrío que puede agudizarse si queda excluida de las próximas elecciones autonómicas y municipales y, en consecuencia, fuera de las instituciones públicas, con lo que ello significa desde el punto de vista económico y propagandístico.
  
Batasuna se ha transformado como única salida posible. La estrategia que durante toda su vida había mantenido de apoyo a ETA y portavoz político de sus objetivos y postulados ya no son eficaces y exigen un cambio radical de orientación. 

La Ley de Partidos establece las condiciones legales que debe cumplir cualquier formación política para tener plena capacidad de actuación en la vida pública y poder presentarse a las elecciones. El trabajo minucioso de la izquierda abertzale para adecuar los estatutos a la actual Ley de Partidos queda por descontado. Ahora será la Justicia la encargada de examinar palabra por palabra los estatutos de esta nueva formación y emitir una sentencia dentro de los estrictos parámetros democráticos. 

Moralmente es reprochable cualquier manifestación política de unos personajes que jamás han condenado una muerto consecuencia de los atentados de la banda terrorista ETA y que, aun rechazando ahora la violencia, no hay una condena explícita a la banda terrorista. 

Ahora bien, una cosa es la valoración moral que hagamos sobre la izquierda abertzale y otra bien distinta es que los estatutos presentados en el Ministerio del Interior cumplan milimétricamente con lo establecido en la Ley de Partidos. Y por dramático que esto pueda ser, no lo descartemos. 

La Justicia tiene la última palabra y no me cabe la menor duda que tiene sus mecanismos y puede buscar fórmulas para evitar que Batasuna esté en las próximas elecciones. La nueva Batasuna debe dejar claro y patente su voluntad inequívoca de cambio y de ruptura con ETA, demostrable con hechos, y para ello se hace insuficiente la presentación de unos estatutos y una rueda de prensa para decir que “hemos cambiado”.  No resulta fácil olvidar tantos años de sangre.

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