12 may 2011

EL TERREMOTO DE MURCIA DEBE ABRIR UN DEBATE SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE VIVIENDAS EN ESPAÑA

Justo cuando se cumplió dos meses del terremoto de Japón de magnitud 9 en la escala Richter y el posterior tsunami que ha provocado una de las mayores catástrofes naturales de la historia, en España un terremoto de 4,5 grados y un segundo temblor de 5,1 en la escala de Richter han sembrado el pánico y la desolación en la localidad de Lorca, Murcia. El seísmo de mayor gravedad en los últimos 50 años. Las primeras estimaciones han elevado el número de muertos a nueve y los edificios que se han visto afectados ascienden al 80 por ciento. No es el momento para abrir un debate sobre la calidad de las construcciones cuando las víctimas deben ser respetadas, las familias consoladas y solidarizarse con todos aquellos que han tenido pérdidas materiales importantes; pero es una cuestión que no podemos obviar y que habrá que abordar.

El ‘boom’ del ladrillo ha traído consigo muchos males. La crisis económica que estamos soportando y su incidencia en el número de parados en el país han sido motivadas en buena parte por el fracaso del modelo de crecimiento basado en el sector de la construcción. Mientras la burbuja crecía y crecía todo iba viento a favor, sin embargo, cuando estalló las consecuencias han sido demoledoras para la sociedad y la economía. Un sector que absorbió una gran cantidad de mano de obra, ha tenido que realizar una reestructuración para adaptarse a un modelo mucho más real y no tan ficticio como el que vivió años atrás. 

A la sombra del ladrillo aparecieron multitud de constructoras y promotoras, innumerables inmobiliarias que llenaban las calles, entidades bancarias que multiplicaban sus sucursales. El afán por construir viviendas y obtener rápidos beneficios iba acompañado por la mala calidad de las construcciones. Edificios donde la intimidad queda reducida al mínimo, la poca consistencia de las edificaciones, paredes donde hasta colgar un cuadro se convierte en una tarea casi imposible, son algunas de las características más habituales de las viviendas de nuestro tiempo. Cuando vemos el caso de Lorca donde un terremoto de 5,1 grados es capaz de producir tal destrucción, cabe preguntarse en la calidad de las construcciones de la zona. No me parece normal que en ese nivel de magnitud pueda producirse imágenes como las que estamos viendo en los diferentes medios de comunicación. Por otra parte, también tenemos que tener en cuenta la autoconstrucción y ver si verdaderamente hay un seguimiento y un control real de las autoconstrucciones que se llevan a cabo en este país. Si pongo el ejemplo de Canarias, miedo me da ver lo que hay construido y cómo está construido en estas islas. 

Estoy convencido que pasado este momento las autoridades se pondrán las pilas y endurecerán la normativa para la construcción de edificios, profundizando en los mínimos de calidad de las construcciones y su seguridad, así como para la autoconstrucción. Lo lamentable es que siempre tiene que haber un suceso trágico para que nuestros dirigentes tomen cartas en el asunto.

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