4 mar 2011

EL PARO SE CEBA CON CANARIAS

Un mes más el paro nos deja unas desalentadoras cifras en Canarias. El pasado mes de febrero en el Archipiélago canario cerca de 3.000 personas -2.885 para ser precisos- se quedaban sin empleo. En todo el Estado el número de parados el pasado mes ascendió a 68.260 personas, lo que supone que en España la cifra de personas que no trabajan ronda ya los 4,3 millones, según los datos registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo (antiguo Inem). El Ministerio de Trabajo, sin embargo, no tiene en cuenta los parados que están en cursos de formación, así como otros que indican en su solicitud condiciones especiales de trabajo. 

En realidad podríamos estar hablando de una cifra que supere los cuatro millones y medio de desempleados, a todo ello agravándose la situación si tenemos en cuenta que el número de familias que tienen todos sus miembros en paro supera el millón. Dicho con la frialdad de los números ya parece dramático, pero pensemos que detrás de esas cifras hay personas que sufren diariamente las consecuencias, que ven con impotencia cómo no entran recursos económicos a sus casas y cómo deben acudir a familiares o asociaciones de ayuda para poder salir adelante. Durante 2010 unas 60.000 personas accedieron a los bancos de alimentos, de las que 41.500 lo hicieron en la provincia de Las Palmas y 17.000 en Santa Cruz de Tenerife. Son datos lo suficientemente graves para estar hablando ahora de una revuelta social si no es por dos factores que atenúan la situación de precariedad: la economía sumergida y la cohesión familiar. 

Mientras nuestros políticos y empresarios del sector turístico sacan pecho hablando de la recuperación del sector en Canarias, favorecido aún más si cabe por la inestabilidad política en los países del norte de África que ha desviado turismo tradicionalmente de esa área africana hacia las Islas Canarias, el panorama del empleo lejos de mejorar con esta coyuntura –el sector habla de que se puede llegar a un cien por cien de ocupación- ha empeorado. No vale con justificar que febrero es un mes malo históricamente para la creación de puestos de trabajo arrastrado por el fin de las rebajas en los comercios. Las previsiones del presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, de crear 80.000 puestos de trabajo antes del mes de junio son ‘excesivamente optimista’, digámoslo así por ser educados. 

La excusa dada por los empresarios del sector turístico es la incertidumbre que aún persiste sobre la recuperación del turismo en Canarias y que necesitan un periodo mayor para analizar y comprobar si la tendencia positiva se confirma. Una justificación que no convence en demasía. Más bien el sector quiere recuperar lo perdido con la crisis e intentará con el mismo personal que ahora tiene sacar adelante una mayor ocupación. Jugamos con fuego, cómo ofrecer la misma calidad de servicio a 200 turistas que a 400 con el mismo número de trabajadores. Si lo que pretendemos es fidelizar a ese nuevo turismo que nos ha llegado como consecuencia de la crisis política en países como Egipto o Túnez, no creo que ese sea el mejor método para lograrlo. 

Tanto el Gobierno de Canarias como el Estado han habilitado diferentes medidas para fomentar la contratación, como las bonificaciones de la Seguridad Social a las empresas que realicen nuevas contrataciones, pero la última palabra la tiene la convicción empresarial de querer contratar. 

Es cierto que por mucho que el turismo sea el que tire de la economía del Archipiélago no podrá absorber la gran cantidad de parados que en estos momentos se acerca al 30 por ciento en Canarias. La construcción fue durante muchos años un sector que dio trabajo a una buena parte de personas que hoy están en el paro y, lo peor, sin formación. La crisis económica que sufre este país se ha cebado con este sector dando origen a una subcrisis profunda que requiere una reorientación de lo que hasta ahora venía siendo su “modus operandi”.

La situación de Canarias, la Comunidad con mayor desempleo de toda España, es grave. Si no se ha producido un estallido social es por la influencia de la economía sumergida junto con  el apoyo de las  familias, que han posibilitado mantener la situación aunque sea bajo mínimos. Los datos de la economía sumergida en Canarias ya eran de escándalo con la bonanza económica. Hacienda nunca ha entrado con verdadera seriedad en el problema. Delante de nosotros veíamos casos flagrantes que no podíamos explicar cómo evitaban el fisco. Con la crisis, la economía sumergida se ha disparado. El dinero negro mueve ya cerca de 12.000 millones de euros en Canarias, casi el 30 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). Cada día como consecuencia de la economía sumergida se defrauda cerca de 140.000 euros a la Seguridad Social. Que este método haya sido el motivo por el que muchos canarios continúen llegando a fin de mes, no es motivo para no exigir que se regularice la situación y que, si los datos así lo demuestran, quizás incluso podríamos estar hablando de una situación algo diferentes de raíz.

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