11 mar 2011

JAPÓN NO PUEDE CON LA NATURALEZA

Si hay un país en este planeta que esté mejor preparado para afrontar catástrofes naturales, no cabe duda que este es Japón. Pero ante la fuerza de la naturaleza en su máxima expresión está claro que todos los medios humanos posibles son insuficientes. El terremoto de 8,9 grados en la escala Richter, el peor registrado en el país en toda su historia, con el posterior tsunami ha arrasado buena parte de la costa de Japón causando un número de víctimas mortales indetermando pero tan devastador como aquel otro seísmo que en 1923 causó la muerte de 143.000 personas y que cambió de manera radical la mentalidad de la población. A partir de entonces, una de las mayores preocupaciones de Japón ha sido procurarse la mayor seguridad ante las catástrofes naturales. 

Japón está ubicado en una de las zonas sísmicas más activas del mundo y los terremotos de gran intensidad son relativamente frecuentes aunque, por lo general, no suelen causar graves daños debido a la estricta normativa en vigor para la construcción de edificios. Fue el 1 de septiembre de 1923 cuando un terremoto con 7.9 de magnitud en la ciudad de Kanto dejó 143.000 muertos y motivó que a partir de esa fecha la construcción de las infraestructuras del país se realizó pensando en resistir los continuos temblores que, sin embargo, en ocasiones ha seguido dejando víctimas mortales. El sismo más grave ocurrido en Japón en años recientes se registró en Kobe (oeste del país) el 17 de enero de 1995, con una magnitud de 7,3 grados en la escala de Richter, y causó más de 6.000 muertos. El de hoy no sólo es el más grave en la historia de Japón, sino unos de los más intensos registrados hasta la fecha por el hombre. 

Hace dos meses se cumplía un año del terremoto de Haití que dejó el país sumido en la mayor de las miserias. El terremoto de 7.3 grados en la escala de Richter destruyó el 70 por ciento de la capital haitiana, Puerto Príncipe. Según los expertos el seísmo fue 35 veces peor que la bomba de Hiroshima lanzada por Estados Unidos en 1945 que causó la muerte instantánea de unas 70.000 personas y devastó la ciudad japonesa. El terremoto de Haití el 12 de enero de 2010 dejó cerca de 250.000 muertos.

La naturaleza reacciona con toda su fuerza y ante esta situación el hombre poco puede hacer. Sí está en nuestras manos el evitar en lo posible que la acción humana dañe de manera irracional el medio natural, el mismo en el que desarrollamos nuestra vida. Podemos esforzarnos por evitar la contaminación de los ríos, mares, lagos; buscar un uso racional de las energías, disminuir las emisiones de CO2 a la atmósfera, fomentar las energías limpias. Podemos preservar las maravillosas especies que habitan este planeta y que se encuentran en peligro de extinción, todo ello sin entrar en excesos demagógicos  ecologistas. Pero cuando la naturaleza muestra su cara más dura, nos encontramos desbordados y la tragedia se cierne allá donde se manifiesta.

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