2 ene 2011

PARA COMENZAR EL AÑO

La subida de la luz

Lo dije en su momento y lo vuelvo a repetir: el peor gobierno para el peor momento. La demagógica política energética que ha llevado el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha traído consigo que en los últimos años el recibo de la luz aumente un 44 por ciento. Tolo ello agravado con la situación de crisis de las familias españolas, sometidas al paro, a la subida del IVA, al fin de las desgravaciones por vivienda o la subida progresiva de nuevo del Euríbor, cuya tendencia en los próximos meses es claramente alcista. 

Para algunos, este aumento en el recibo de la luz, que puede alcanzar los 51 euros anuales, una media de algo más de cuatro euros al mes, no supone un especial perjuicio para los bolsillos de las familias. Tal y como dijo el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, quien apuntó que si se tiene en cuenta que en una casa viven normalmente dos o más personas, la subida equivaldrá a poco más de 1,5 euros por usuario al mes, el equivalente al “precio de un café”. Demasiado frívolo este comentario cuando en España hay más de cuatro millones y medio de parados y cerca de un millón de hogares tiene a todos sus miembros en el paro. Jugar con las palabras sale gratis. 

Es cierto que la energía es un problema del presente y del futuro más inmediato; es cierto que con la bonanza económica de años atrás el gasto energético en este país se disparó, pero no es menos cierto que España tiene un problema estructural con las energías, claramente dependiente del exterior. Se nos habla del déficit tarifario y vemos los cuantiosos beneficios de las grandes eléctricas en España. El beneficio neto de Iberdrola fue de 2.824 millones de euros en 2009 y el de Endesa de 2.722 millones de euros. 

El Gobierno ha hecho una apuesta por las energías renovables vía subvención y ha realizado una moratoria nuclear. Sin embargo, las arcas públicas no pueden dar abasto al esfuerzo presupuestario que ello implica y tiene que recurrir a la subida del recibo de la luz aduciendo un mayor precio del petróleo como principal efecto de la misma. Se ha intentado convertir a las energías renovables en el paradigma energético de este país. Energías renovables sí, de momento como complemento de las energías tradicionales, pero no para engañar a la sociedad con leyes propagandísticas como la “Ley de Economía Sostenible” que ha puesto en marcha este gobierno. No es momento para la improvisación, y menos cuando las arcas públicas no dan para más. 

Lo subvencionado se convierte en un arma de doble filo porque lo estamos pagando todos sin que el Gobierno inste con medidas adecuadas a las grandes eléctricas a desarrollar estas energías alternativas como una apuesta seria de futuro y, además, rentables. Pero todo ello, siendo conscientes de las dificultades que conllevan estas energías para poder satisfacer la demanda de electricidad de un país con cuarenta y dos millones de personas más los millones de turistas que nos visitan.

Si se quiere realizar un verdadero esfuerzo por las energías renovables hay que implicar a las empresas eléctricas en el objetivo sin el caramelo de lo subvencionado. No podemos crear la ficción de las renovables para importar la mayor parte de la energía del exterior, incluso energía nuclear de Francia. 

Un comienzo sin humo

Digamos simplemente que se le ha dado la vuelta a la tortilla. Recuerdo aquellos años donde tenía que aguantar en un restaurante el humo del puro que se fumaba el señor de la mesa de al lado, pero veía con impotencia como en el otro lado de mi mesa dos señores charlaban animadamente cada uno con un pitillo. Recuerdo cómo en la cafetería desayunaba mi bocadillo, mi café con leche, y tenía que tragarme el humo de todos los que allí estaban sin reparar en que podría haber personas que no eran fumadoras y que les molestaba el humo. Incluso recuerdo como dentro de las aulas de la universidad se fumaba. 

Los fumadores ahora hablan de su derecho a fumar. Pero me pregunto, ¿dónde quedaba el derecho de los no fumadores en casos como los que he comentado? No teníamos más alternativa que fastidiarnos. En el restaurante, en la cafetería, en la discoteca, en el pub, en el pabellón de deportes, en la universidad, en el ascensor, en el lugar de trabajo. Siempre tuvimos que tragarnos la falta de tacto de la mayoría de los fumadores.

Otra cosa es que este Gobierno que mal tenemos haga las cosas como las hace, es decir, rectificando una y otra vez, en este caso una ley de corto recorrido que obligó a muchos empresarios a realizar inversiones para adaptar sus locales a unas exigencias que ahora se quedan en papel mojado. Asimismo, puede que algunos puntos de la actual ley puedan discutirse, como la prohibición de fumar en parques y zonas infantiles de ocio. Este hecho es más una responsabilidad individual de los adultos para con los menores y que el Estado intenta suplantar con la prohibición. En tal caso ya podría el Estado legislar al absurdo y prohibir a los padres fumadores hacerlo delante de sus hijos, en cualquier situación o lugar.  

Año decisivo para la crisis
El año que comenzamos será sin duda el año decisivo para superar la crisis económica. Será un año complicado y difícil. Los datos del paro no se prevé que mejoren notablemente, el Producto Interior Bruto (PIB) del país no llegará al uno por ciento, los recortes en los servicios públicos se mantendrán a lo largo de todo el año, podemos sufrir una mayor carga impositiva si las cuentas no cuadran, el Euríbor ya ha comenzado una senda alcista que no parará dado que el resto de Europa comienza a salir de la crisis cuando nosotros estamos de lleno en ella.
A estas previsiones se les une la subida de las luz, del gas, de la gasolina, la supresión de los 426 euros para aquellos que ya habían agotado el subsidio de desempleo, el fin del cheque bebé, la desgravación por vivienda, la reforma de las pensiones y alguna sorpresa que pueda producirse si la Unión Europea considera que no es suficiente lo que hace España para superar la maltrecha salud de sus cuentas. 
¡Dios nos coja confesados! Si somos capaces de superar este año, estoy convencido de que saldremos adelante… sin rescate.

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