9 ene 2011

MALOS TIEMPOS PARA EL PERIODISMO

La profesión periodística no pasa por su mejor momento y desde que comenzó la crisis económica las empresas informativas han realizado ajustes presupuestarios con la finalidad de poder mantener con vida al medio de comunicación, aunque ello provocara dejar en la calle a un buen número de profesionales. Los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) han sido la fórmula utilizada por muchos medios para poder continuar existiendo; otros no han tenido más remedio que poner fin a su trayectoria.

El pasado año la cifra de periodistas desempleados se acercó a los 7.000 sin contar el número de jóvenes que dejan la Facultad de Ciencias de la Información y se incorporan al mercado laboral. Comparado con 2009, el número de periodistas parados se duplicó.  Las perspectivas no son nada optimistas para este año recién iniciado donde previsiblemente veamos más profesionales de la información en el paro y más medios de comunicación que tengan que ceder ante la inviabilidad de continuar. La publicidad ha sido y es el elemento fundamental en el desarrollo de las empresas informativas, proporciona los ingresos necesarios para la existencia del medio. La reducción de gastos en las empresas no informativos afectó especialmente al presupuesto destinado en publicidad y ello, indirectamente, en la capacidad financiera de los medios de comunicación privados. 

Y es que, aunque empresas con un matiz especial: informan, proporcionan noticias, ideas, opiniones; están sujetas a la dinámica de la economía de mercado. La noticia se convierte en producto de consumo y estar informado en la actualidad no es precisamente un valor en alza. La televisión, por ejemplo, el medio más seguido, es cada vez más entretenimiento que información. La mayor parte de su público no busca en la televisión información, sino entretenimiento, que nos haga pasar un rato sentado en el sofá sin tener la necesidad de reflexionar y ejercer una visión crítica de lo que estamos viendo. 

El carácter de entretenimiento del medio televisivo se ha comido literalmente al informativo. Hace pocos días se consumó la desaparición de un canal informativo de 24 horas, CNN+, en la Televisión Digital Terrestre (TDT). Prisa TV renunció al canal en favor de Telecinco. Rentabilizar un canal informativo es difícil. Ahora en su lugar tenemos la máxima expresión de la vulgaridad y el mal  gusto fruto de los acuerdos entre Sogecable y Telecinco, “Gran Hermano”. 

El periodista tiene cada vez más complicado encontrar su sitio en un mundo con más entretenimiento y menos información. La gran cantidad de canales que trajo consigo la TDT no se ha visto reflejado en el número de profesionales que han pasado a formar parte de ellos. La mayoría son canales de entretenimiento donde ni siquiera hay espacios informativos. 

La tendencia marca que el último reducto televisivo de la información sean los medios públicos, tanto nacionales como autonómicos. Son éstos los que en su vocación de servicio público tienen que estar por encima de la dictadura de las audiencias y no caer en el error de elaborar informativos para mayor consumo, sino elaborar informativos de calidad, rigor, imparcialidad y que aborden todas las temáticas en su justa medida. 

Internet parece que es el futuro de la profesión. Pero la cuestión está en ver si son capaces los medios de comunicación asociados a las nuevas tecnologías de acoger al elevado número de profesionales de la información que esperan una oportunidad para continuar o comenzar su vocación. Medios, además, con una particularidad, la de una información fugaz, la del estar al pie del ordenador para introducir la última hora sin apenas contrastación, donde el flujo de contenidos se produce a una gran velocidad casi al momento de producirse el hecho, lo que sin duda da lugar a numerosos errores y correcciones.

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