12 ene 2011

UN AÑO DESPUÉS, HAITÍ SIGUE ASOLADA POR LA MISERIA

No quiero dejar pasar este día sin tener unas palabras para un hecho que nos conmovió a todos y que aún hoy sigue estando vigente. Aunque su repercusión mediática ha ido a menos con el paso de los meses, no por ello la realidad desaparece.

Tal día como hoy, un 12 de enero de 2010, un pequeño país del Caribe, azotado ya históricamente por la pobreza, los fenómenos naturales y la mala gestión de sus políticos, vivió una de las peores catástrofes que se recuerde. Un terremoto de 7 grados en la escala Richter afectó a la capital de Haití, Puerto Príncipe y sus proximidades, dejando entre 250.000 y 300.000 muertos, más de un millón de damnificados y hasta la fecha, cerca de 800.000 personas que aún siguen viviendo en la calle. Viviendas, escuelas, hospitales, carreteras, la mayor parte de las infraestructuras quedaron totalmente destruidas.

La reacción internacional no se hizo esperar. Durante años pocos habían reparado en la situación de Haití. Un país maltratado por su clase dirigente y sumido en la pobreza más absoluta que ahora era, además, maltratado por las fuerzas de la naturaleza. La ayuda humanitaria llegó, las ONG se instalaron en el país para ayudar a su reconstrucción y socorrer las primeras necesidades de una población ya necesitada de por si.

Después de un año, los escombros continúan ocupando las calles, cerca de un millón de personas no tienen casa y problemas añadidos como la epidemia de cólera han empeorado notablemente la situación. Las críticas sobre la comunidad internacional vuelven a elevarse ante la pasividad aparente en los trabajos de reconstrucción del país. No obstante, hay que tener en cuenta que estamos hablando de un país destrozado, de la magnitud de una catástrofe que jamás antes se había experimentado, que se parte de cero para volver a levantar un país, con una clase política poco fiable y con una población cada vez más escéptica respecto a la ayuda externa.

Siendo sinceros, sería un milagro si en un año se consiguiese recuperar ni tan siquiera una tercera parte de lo que puede considerarse como normalidad, en un país que nunca ha gozado de esta característica. Es posible que se pueda haber hecho mucho más, no lo pongo en duda; pero no estamos ante una empresa fácil de realizar. Puede que haya que reforzar aún más la ayuda humanitaria y a la vez de gestionarla mejor. Lo primero es atender las necesidades inmediatas de la población para posteriormente iniciar la reconstrucción de las infraestructuras. Repito, la tarea no es fácil, los primeros que sufren son los haitianos, pero esperemos el transcurrir este año para formarnos una opinión más acorde con la dimensión de la tragedia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario