5 nov 2011

EUROPA A LA DERIVA


Esta semana Europa ha acentuado su crisis por la decisión del primer ministro griego, Yorgos Papandréu, de convocar un referéndum para que los griegos decidan si aceptan las condiciones que establece la Unión Europea para que el rescate se haga efectivo y Grecia no entre en bancarrota. Grecia se ha convertido en la piedra en el zapato de la UE, el grano en el culo que no deja de incordiar. La grave crisis económica, a la que ahora se le suma la política, es el peor escenario para lo que necesita la zona euro. El referéndum parece que finalmente no se va a celebrar. En su lugar se plantea el escenario inmediato de un gobierno de unidad entre todos los partidos del Parlamento heleno que ejerza de gobierno de transición hasta unas nuevas elecciones. La situación rocambolesca de anunciar un referéndum y luego desdecirse da muestra de los vaivenes políticos de una situación que está superando claramente a los supuestos líderes europeos.

Durante meses, incluso años, hemos asistido a numerosas reuniones de los líderes políticos que han sido calificadas a priori como trascendentales para el devenir de la economía europea y mundial. Visto lo visto, han sido trascendetales pero por lo nefasto que han sido las conclusiones y medidas adoptadas que han desembocado en la deriva absoluta en la que se encuentran los países de la Unión Europea y, especial, los de la Eurozona. Hemos presenciado reunones internacionales, cumbres del G20 donde incluso se ha venido a hablar de la refundación del capitalismo. Me gustaría saber hasta qué punto las conclusiones del G20 en Washington, en 2008, o las de Lóndres, al año siguiente, se han materializado, dos cumbres que fueron calificadas en su momento como cruciales para la economía mundial.

Es difícil entender como Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, que se han apoderado del protagonismo en liderar la actual Europa, personajes que supuestamente estarán rodeados de grandes mentes pensantes en economía, no hayan sabido dar con la clave o claves para, no solucionar, pero sí poner unas bases fiables para salir de la grave crisis que sufre el euro. La obsesión por salvar a Grecia está costando muy cara, y nada hace presagiar que la solución pase por los continuos rescates a la economía griega. Quizá las medidas a tomar sean otras y no haya arrojo político para tomarlas. Grecia está arranstrando a otros países de la Unión, entre ellos a Francia y Alemania, cuyos principales bancos han comprado grandes cantidades de deuda griega. Después de la condonación del 50 por ciento de la deuda griega, lo último que podía pensar Merkel y Sarkozy es que Grecia plantease un referéndum que en realidad era poner en manos de los griegos el querer o no continuar en el euro.

La actitud del Gobierno griego es incalificable. No cabe duda que contar con los ciudadanos es un principio democrático intachable, pero no si esa consulta se realiza cuando estás con el agua al cuello y quieres lavarte las manos como Poncio Pilato pasando la responsabiloidad a otros. El referéndum no hubiese estado mal cuando comenzó a rescatarse el país con los primeros miles de millones de euros y las condiciones que se establecieron. Las huelgas generales en Grecia son inumerables, el distanciamiento de los ciudadanos con la clase política es abismal; motivos suficientes para preguntar a la sociedad helena hace tiempo por su futuro ha habido. Un futuro difícil pero realista, seguir en el euro con las condiciones establecidas, o salir de él y las consencuencias dramáticas que tendría para país.

El futuro inmediato de Europa sigue siendo incierto. La recesión económica acecha de nuevo a los países de la UE, unido a la crisis de la deuda, nos deja un escenario complejo. El futuro de Grecia pasa por asumir el siguiente tramo del rescate, bloqueado de momento. Grecia podría entrar en bancarrota el próximo mes de diciembre. Las decisiones se tienen que precipitar y el tiempo no corre a favor precisamente. Italia ha pasado a ser también centro de atención en las últimas semanas. Tanto Bruselas como el Fondo Monetario Internacional supervisarán la ejecución por parte del Gobierno italiano de las medidas de ajustes exigidas. Por el momento, España parece burlar la presión de los mercados. Se dijo de España que iría después de Grecia e Irlanda. Cayó Portugal y se dijo que luego vendría España. Ahora es Italia quien está en el punto de mira y España sigue aguantando. Si podemos sacar algo positivo de nuestra situación, es que con casi cinco millones de parados, una auténtica tragedia para un país, y con un crecimiento económico que en lo que va de año solo es del 0,7 por ciento del PIB, España parece que se agarra a la épica y que con poco mejorar podemos comenzar a ver el final del túnel. Solo cabe esperar que así sea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario