13 abr 2011

LA INJUSTICIA DE LA JUSTICIA


La Justicia tiene como mala costumbre dejarnos perplejos con alguna de sus decisiones y sentencias. Hoy es ese el caso. Uno de los etarras más sanguinarios de la banda terrorista ETA era puesto en libertad tras cumplir 24 años de prisión, de los 2.700 años a los que había sido condenado.  La doctrina del doble cómputo de la prisión preventiva, establecida por el Tribunal Constitucional en 2008, ha permitido que la Audiencia Nacional acordara esta la excarcelación del histórico etarra Antón Troitiño, que tiene en su extenso currículo delictivo 22 muertes, entre ellas las 12 víctimas del atentado de la Plaza de la República Dominicana en 1986. 

Pese a las críticas vertidas en su momento por el Tribunal Supremo  y por la Fiscalía General del Estado a la doctrina del Constitucional, lo cierto es que hoy estamos viendo cómo un personaje de esta calaña sale de la cárcel cumpliendo casi un año y pocos meses por cada una de sus víctimas. La Justicia se convierte en injusta, moralmente, pero injusta a todas luces. Aunque esta decisión está ajustada  a derecho, algo falla en nuestro ordenamiento jurídico para que hechos como este sucedan. 

Qué sentirán los familiares de las 22 personas fallecidas a manos de este criminal. Cómo entender una decisión judicial que favorece al infractor y deja sin aliento a las víctimas. Cómo soportar los homenajes que el entorno de ETA seguro que le rendirán. Desde aquí, mi más sincera solidaridad porque es difícil tragar con esto. 

Haciendo un poco de memoria, cabe recordar que la doctrina a la que se atiene la Audiencia Nacional para dejar en libertad a Troitiño parte de un Tribunal Constitucional que, presidido por María Emilia Casas, nos ha dejado momentos de bochorno generalizado por su incompetencia y por dejar entrever la politización del máximo órgano garante de la Constitución en España. Un claro ejemplo lo tenemos en la tardanza en tomar una decisión sobre la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña, o la imagen de aquella bronca que María Teresa Fernández de la Vega, en aquellos momentos vicepresidenta primera del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, tuvo con Casas en el desfile de las Fuerzas Armadas por el día de la Hispanidad en 2007. 

En 2006 ETA anunciaba un alto el fuego y el Congreso avaló a Zapatero para sondear las intenciones reales de la banda terrorista. A finales de año, el atentado en la T-4 de Barajas, con dos víctimas mortales, rompía con el mal llamado “proceso de paz”, según palabras del propio Zapatero. Sin embargo, en estos días las supuestas actas de aquellas negociaciones parecen dejar en evidencia que se continuó el proceso incluso después del atentado. Podemos dar mayor o menor credibilidad a las actas, pero los hechos coincidentes me producen una profunda desazón. El Constitucional se saca de la mano en 2008 esta doctrina que favorece especialmente a aquellos que tienen un largo periodo entre rejas. No creo que se hiciera a sabiendas de quiénes serían favorecidos, pero sí de no valorar y sopesar con rigor las consecuencias que podría tener su aplicación. Hoy sale a la calle Troitiño, justo el día en el que también sale a la calle el etarra que más tiempo llevaba encarcelado, José María Sagarduy Moja, 'Gatza', quien ha abandonado este miércoles la cárcel después de permanecer casi 31 años. Además, todo ello se entremezcla con la polémica de si Sortu y Bildu, formaciones de nueva creación por parte de la izquierda abertzale, estarán en las próximas elecciones autonómicas y locales, o si bien serán legalizadas posteriormente dado su rechazo formal, que no real, de la violencia ejercida por ETA. Repito, todo esto me produce una profunda desazón.

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