7 abr 2011

EL OLIMPO DE LOS EURODIPUTADOS

En varios artículos de este blog he puesto el acento en lo poco proclive de los políticos para aplicarse medidas de austeridad (véase el artículo 'Los politicos no saben de austeridad'), especialmente cuando se pide ese mismo esfuerzo a los ciudadanos. Una y otra vez se empeñan en hacer méritos para aparecer en las encuestas que realiza el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) como la tercera gran preocupación de los españoles, por detrás del paro y la situación económica. Incluso en el último barómetro de opinión publicado esta semana por el CIS, la percepción negativa aumentó con respectos a otras encuestas, pasó de un 17,08 por ciento al 20,02.  

Y es que parece que los políticos están cada vez más lejos de la realidad, y por ende de los ciudadanos. La gota que colma el vaso es el rechazo de los eurodiputados a aplicarse ellos mismos medidas de austeridad como viajar en avión en primera clase, no acumular dietas o congelar sus salarios en 2012. Cometería una injusticia si metiésemos a todos en el mismo saco, pero como esto va de mayorías, la mayoría de los políticos parecen ajenos a las exigencias de una situación económica jamás vivida por la Europa unitaria. Los eurodiputados parecen estar en lo alto del particular Olimpo político, con actitud contemplativa del suceder de los mortales que tenemos que ver recortados nuestros derechos laborales, nuestros salarios, pensiones o calidad de los servicios públicos. Aún así, son capaces de otorgarnos leyes de inquebrantable cumplimiento y consejos morales sobre lo grave de la situación económica y lo que deberíamos hacer para que la cosa no empeore. Una cruel burla para todos los ciudadanos europeos y, si cabe más, para los españoles, que después de la petición de rescate realizada por Portugal tenemos la mosca detrás de la oreja. 

Con qué autoridad moral pueden dirigirse a los votantes. Lo grave, siendo de extrema gravedad, casi no está tanto en la votación negativa de la propuesta, sino afirmar que fue un lamentable error debido a que “estaba mal planteada” la enmienda y que, por ejemplo en el caso de los eurodiputados socialistas, deberían haberse abstenido. Increíble, encima abstenerse, pero dónde está el sentido común de estos políticos, cómo es posible que aún se planteen una abstención en este tema que es claro y nítido como el agua cristalina. Pero cómo se puede restar importancia, como hace la portavoz parlamentaria de PP, Soraya Sáenz de Santamaría, a que los eurodiputados del PSOE y del PP votaran en contra de la enmienda alegando que no era vinculante. No será vinculante, pero deja al descubierto la intencionalidad de sus “señorías”, intencionalidad repulsiva e insolidaria. 

Este año el sueldo de cada eurodiputado es de unos 6.200 euros mensuales. A esto se suman 4.300 euros al mes para gastos generales, unos 300 euros diarios en dietas y gastos de viajes. Así, a lo tonto a lo tonto, unos 13.000 euros al mes, multiplicado por los 734 europarlamentarios, dos de ellos canarios: Juan Fernando López Aguilar (PSOE) y Gabriel Mato (PP). Cada mes el Parlamento Europeo se traslada desde su sede en Bruselas al edificio de Estrasburgo para celebrar sesión plenaria. Cada uno de esos traslados supone a la Eurocámara unos 10 millones de euros. Para el próximo año, el presupuesto de la Eurocámara será de 1.725 millones de euros, un 2 por ciento más que el de este año. Si nos atenemos a los vuelos de un diputado español, la diferencia de viajar en clase turista y en clase business puede rondar el 50%. A lo largo del año, el dinero ahorrado por este motivo podría ser bastante significativo.

Twitter ha sido una vez más el medio donde los ciudadanos hemos expresado nuestro total rechazo a la clase política por lo acontecido. “Hipócritas”, “sinvergüenzas”, “caraduras”, son algunos de los adjetivos dedicados a sus “señorías”. “Eurodiputadoscaraduras” es la etiqueta elegida por los usuarios de esta red social para expresar su indignación y dejar en evidencia a los eurodiputados que votaron en contra. 

Como comenté anteriormente, esta es la gota que colma el vaso. En España, los partidos políticos tendrán más subvenciones este año que el pasado, algo inaudito si tenemos en cuenta la grave crisis económica de nuestro país que no consigue levantar cabeza. Cerca de cinco millones de parados y unas previsiones poco optimistas. Además, los partidos prevén gastarse en torno a los 44 millones de euros en la campaña electoral de las próximas elecciones autonómicas y locales del 22 de mayo, algo que resulta cuanto menos curioso en estos años de tecnologías avanzadas en la comunicación y cuando la campaña, en sí misma, poco sirve para cambiar el voto de los ciudadanos. Dinero desperdiciado en banderitas, alquiler de locales, mítines, cenas, carteles en las calles, propaganda en radio, televisión, etc. Puede ser demagógico lo que digo, pero es la realidad observo. El sentido común parece haberse perdido en la clase política, y el sentido de servicio al ciudadano se ha transformado en servirse del ciudadano.

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