11 mar 2012

UNA HUELGA "LÓGICA", PERO INEFICAZ

Los dos sindicatos mayoritarios en España, CC.OO. y UGT, han aprobado convocar una huelga general para el próximo día 29 de marzo como medida de presión para que el Gobierno de Mariano Rajoy rectifica la reciente reforma laboral convalidada por el Congreso de los Diputados. La huelga es, desde mi punto de vista, una conclusión lógica teniendo en cuenta lo que la nueva legislación estipula y cómo afecta a las relaciones entre el trabajador y la empresa. También es cierto que la predisposición de los sindicatos a las movilizaciones la tendríamos con o sin reforma. El ajuste del déficit público y los recortes exigidos para cumplirlos podrían servir también como elemento motivador. Lo cierto es que, de una manera u otra, no era de extrañar que los sindicatos reaccionasen de esta manera, más aún con el PP en el poder. De ahí que el anuncio de la huelga general entra dentro de la lógica actuación de los sindicatos, presuntos defensores de los trabajadores, aunque se les ha echado de menos cuando las cifras del paro iban mes a mes acercándose a los cinco millones de parados, incluso sobrepasándola. 

La cuestión es plantearse si la huelga general es oportuna y eficaz. Los sindicados tienen que valorar seriamente si este país está para soportar una huelga general. Demostrado está que las huelgas generales en raras ocasiones alcanzan los objetivos para las que son convocadas. El ejemplo cercano lo tenemos en Gracia. Este país europeo, en una crisis que veremos si es capaz de superar, ha sufrido innumerables huelgas generales que han servido para bien poco, me atrevería incluso a decir que para dejar al país aún peor. En España, los ciudadanos no están para dejar un día de perder salario, un salario, por otra parte, cada vez más exiguo entre recortes y subida de impùestos. Además, los sindicatos han visto deteriorada su imagen debido a lo poco activo que ha sido su papel en la crisis. Los más de cinco millones de parados de este país son consecuencia de la crisis económica, pero también de un marco laboral que todos los especialistas indicaban que estaba caduco. En España siempre ha habido un paro estructural, que en algunas comunidades superaba el 12 o 13 por ciento, y eso con la antigua reforma, incluso en los tiempos de bonanza económica. En el marco de la antigua reforma se ha generado el mayor paro de nuestra historia, sin embargo, los sindicatos se mantuvieron pasivos ante este hecho.

Con la anterior reforma, anterior incluso a la aprobada el pasado año por los socialistas, ya se cometían bastantes injusticias con los trabajadores, no nos engañemos. Todos conocemos situaciones laborales demenciales. No cabe ahora hablar de "esclavitud laboral", como señalan algunos representantes sindicales, término que me parece a todas luces desmedido, cuando ya existían verdaderos quebrantos al trabajador con anterioridad, incluso con leyes consensuadas entre sindicatos y empresarios. Preguntemos a trabajadores en el sector de la hostelería y de la restauración, en peluquerías, temporeros, etc. Ahora hipocresías, no. Uno de los grandes males de nuestro mercado laboral es la falta de control, la fiscalización, una inspección laboral seria y rigusosa. Aparte, a los sindicatos le pedimos más transparencia en su funcionamiento y preocupación no solo por las condiciones de los trabajadores, sino también por los desempleados. Cabe preguntarse si están aplicando la austeridad en sus cuentas los sindicatos, si los líderes sindicales se han reducido sus salarios, por poner un ejemplo en el caso de Fernández Toxo (CCOO) unos 114.000 euros anuales. Es decir, este país necesita de unos sindicatos independientes que no estén a bien con el Gobierno cuando les conviene y a mal cuando ven perder cuota de poder.

La reforma laboral era necesaria, puede ser restrictiva para los trabajadores, pero lo cierto es que esta reforma ha tenido la bendición de todos los organismos internacionales que hacía tiempo venían exigiendo al Gobierno de España una reforma laboral en consonancia con las del resto de países de la Unión Europea. El FMI, la OCDE, la UE y todas las siglas que queramos añadir han dado su visto bueno a la reforma, que era uno de los deberes pendientes por el anterior Gobierno que fue incapaz de realizar con la radicalidad que se le exigía desde las instituciones europeas, dejando la patata caliente al actual gobierno.

La huelga general, consagrada en la Constitución española, legítima arma de los sindicatos, se llevará a cabo el 29 de marzo. Los sindicatos nunca admitirán una derrota de producirse un bajo seguimiento, siempre hay argumentos para justificarlos: el miedo, la situación económica de los trabajadores, etc. Nunca realizarán la autocrítica que hace tiempo se les está pidiendo, una actitud ejemplarizante ante la sociedad, asumir su responsabilidad ante la pasividad de años y subsanar el descrédito al que han llegado para una buena parte de ciudadanos. Unos sindicatos que deben modernizarse y dejar las proclamas panfletarias de los setenta.

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