15 dic 2011

SANIDAD CON RECORTES

La sanidad canaria vivió el pasado 17 de noviembre una jornada de huelga impulsada por los sindicatos CESM, SATSE, CC.OO y UGT en señal de protesta por el presupuesto destinado para la sanidad en las cuentas públicas de la Comunidad Autónoma de Canarias para 2012 que, según los sindicatos, supondrá el despido de más de mil trabajadores. Este jueves, 15 de diciembre, había otra jornada de huelga convocada ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo entre los sindicatos y la administración. La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias tiene previsto aumentar de 35 a 37 horas y media semanales el horario laboral para los trabajadores de la sanidad pública lo que conlleva, no el despido, pero sí dejar de contratar a una buena parte del personal eventual del que se disponía cada año. Un principio de acuerdo entre sindicatos y Gobierno canario ha evitado finalmente el paro en la sanidad pública canaria, pero por el momento, las advertencias de paros en el mes de enero continúan vigentes.
Pese a aumentar el presupuesto general para la sanidad en los Presupuestos de la Comunidad Autónoma para el próximo año, el destinado a personal había sufrido un severo recorte, aproximadamente unos 50 millones de euros. En un momento donde el empleo, el poder contar con un puesto de trabajo, tiene un valor extremo, es lógico pensar en la desesperación de aquellas personas que contaban con este trabajo, aunque eventual, para poder llegar a fin de mes. Es, por lo tanto, comprensible la movilización, aunque quizá demasiado apresurada sin dar opción a la negociación previa. Una huelga de 24 horas que algunos sindicatos se lanzaron a anunciar sin tan siquiera consultar con los trabajadores.
Algunos sindicatos no se unieron a la primera jornada de huelga (Intersindical Canaria) y los miembros de Asamblea 7 Islas (formado por los trabajadores de los grupos C, D y E) tampoco lo hicieron. El efecto de la huelga fue prácticamente inexistente, teniendo en cuenta que el principal daño se hace a los ciudadanos usuarios de los servicios públicos. Ambas partes confirmaron su voluntad de negociar, pero para negociar hace falta estar dispuestos a ceder en algo, y ese algo innegociable para los sindicatos no son tanto las dos horas y media más de trabajo, sino el número de trabajadores que se dejarán de contratar y renovar. Es lo que más o menos ha hecho Esperanza Aguirre en Madrid con los profesores al subirle dos horas su jornada lectiva, dejar de contratar a profesores que llevaban años impartiendo clases en la enseñanza madrileña y que eran contratados año a año.
La huelga de diciembre se ha conseguido evitar. Las partes parecen que han hecho un esfuerzo para llegar a buen puerto, pero el problema de fondo continúa, y éste no es otro que la sostenibilidad del sistema. Cómo es posible que el Gobierno de Canarias haya posibilitado un horario laboral a 35 horas con lo que implica de más personal. A qué se debió esta concesión a los sindicatos. Claro que el responsable último del conflicto es la Consejería por otorgar algo que no tuvo que conceder. Pero este es el mal que tiene nuestro sistema sanitario, ya no solo en Canarias, sino en todo el Estado: pensar que el presupuesto puede ser ilimitado y crear cada vez más un gigante con pies de barro. Y es que el problema de la financiación del sistema sanitario no se produce con la crisis, digamos que se acentúa hasta el extremo con la crisis, pero es un problema que viene coleando desde muchos años antes de comenzar este ciclo económico.
La administración ha creado un sistema sanitario tremendamente ambicioso con una cobertura en asistencia que se ha ido logrando progresivamente hasta alcanzar un nivel bastante digno, incluso con sus puntos negros que pueden y deben mejorarse. Teniendo en cuenda dónde hemos estado y lo que hemos logrado, con un sistema universal y gratuito, comparativamente con los sistemas sanitarios de los países de la Unión Europea, el sistema público español siempre se ha considerado entre los mejores. Es una cuestión que debe valorarse y ser conscientes del coste económico que tiene y que muchos desconocen. La racionalización en el uso de medicamentos y en la utilización de los servicios por parte de los ciudadanos es fundamental para conseguir el equilibrio en las prestaciones.

Las características del propio sistema, gratuito y universal, son causa de muchos de sus males. Mantener con un presupuesto restrictivo, es decir, con menos dinero, porque es menos dinero el que las arcas públicas ingresan, el mismo nivel de servicios, es como lograr la cuadratura del círculo. Por lo tanto, mantener un sistema tan ambicioso como el sanitario requiere de un análisis de lo que se puede ofrecer, de lo que podemos abarcar y de lo que se puede prescindir. A todos nos gustaría mantener los servicios tal cual están, incluso mejor, con mayor inversión, pero tampoco podemos pretender que el cien por cien de un presupuesto se derive únicamente a la sanidad, eso es imposible.
La debilidad del sistema ha llevado a postular diferentes opciones de financiación que van desde la subida de impuestos hasta el famoso copago. Lo que parece claro es que tal y como está actualmente estructurado el sistema sanitario, no solo el canario, sino a nivel nacional, se requiere de un modelo estable de financiación que dé viabilidad al sistema público, de lo contrario se me antoja difícil mantener los servicios que ahora mismo presta la sanidad pública. Ahora bien, junto con una financiación estable y equilibrada, también es necesaria una buena gestión de lo público por parte de las administraciones y de los políticos, el uso racional de los pacientes de los servicios sanitarios y la profesionalidad y responsabilidad de los trabajadores sanitarios. No todo se resolverá con más dinero, como hemos estado acostumbrados hasta ahora. 

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