9 nov 2010

EL SÁHARA. Y AHORA ¿QUÉ?

Hace poco advertí que la situación de tensión en el Sáhara Occidental, entre la población saharaui y Marruecos, iría en aumento y que esperaba que la intervención de la comunidad internacional no fuese tarde y mal.

El campamento de protesta levantado en las proximidades de El Aaiún, hace cerca de un mes, era una muestra más del malestar del pueblo saharaui por el trato recibido de las autoridades marroquíes. Y no estamos hablando únicamente de cuestiones políticas, que también, si no de cuestiones fundamentales de condiciones de vida, de primeras necesidades, del  olvido sistemático de Marruecos de los ciudadanos de Sáhara.

Lamento decir que tenía razón: la comunidad internacional llega tarde y seguro que lo hará mal.  Después de la muerte hace unas semanas de un joven saharaui tiroteado por las fuerzas de seguridad marroquíes, digamos en extrañas circunstancias, este lunes, 8 de noviembre de 2010, pasará por ser uno día “negro” para el pueblo saharaui, pero también para todos los países que miran de manera pasiva lo que allí acontece sin mover ni un dedo. 

El derramamiento de sangre con víctimas mortales en un número incierto hasta el momento, puede dar paso a un conflicto bélico abierto reeditando el enfrentamiento entre el Frente Polisario y Marruecos desde 1975 y que en 1991 se saldó con un acuerdo de alto el fuego y el compromiso de la ONU de auspiciar un referéndum en el que el Sáhara Occidental tuviera la oportunidad de decidir el futuro estatus del territorio.

Nuevo fracaso de la ONU que ha sido incapaz de gestionar este conflicto, como tantos otros. En ocasiones como esta cabe preguntarse ¿para qué la ONU? Y eso mismo es probablemente lo que se pregunta el pueblo saharaui.

Pero en este conflicto si hay alguien que tiene que adoptar “ya” una postura firme y no estar con tibiezas es el Gobierno español, más aún, España como Estado. El problema saharaui no puede estar sometido al albur del Gobierno en cuestión que esté en el poder. Debe haber una posición única, clara e inequívoca  de los dos grandes partidos con opciones de gobernar este país, y una respuesta en común ante Marruecos.

La solución no es fácil, el pasado del Frente Polisario está ahí, España lo sabe bien. Marruecos dista mucho de ser un país democrático y su situación geopolítica lo convierte en un aliado clave para Estados Unidos. Argelia juega también su papel como histórico enemigo de Marruecos. Pero hay una resolución de la ONU que instaba a la celebración de un referéndum que todavía no se ha producido y unos derechos humanos que no se pueden violar y pisotear con impunidad por parte de las autoridades marroquíes. 

Qué decir de Canarias, la cercanía de un conflicto es ahora lo que menos interesa al Archipiélago y somos los primeros en esperar que se pueda llegar algún día a un acuerdo para la pacificación de la zona. Hoy en día numerosas son las muestras de apoyo constantes desde asociaciones canarias en solidaridad con las reivindicaciones saharauis. Niños y niñas vienen todos los veranos a pasar las vacaciones de verano con familias canarias, muchos incluso son tratados de sus enfermedades en las Islas. 

Recordemos que por mucho que convenga tener buenas relaciones con Marruecos, eso que se ha llamado “relaciones de buena vecindad”,  por asuntos como la inmigración o el supuesto control de lo que es el islamismo radical, no se puede estar tragando y pasando por alto los excesos de Marruecos, no tan sólo en el problema saharaui, sino en otras cuestiones.

Y ahora, ¿qué?

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