22 ago 2011

SOBRE LA VISITA DE BENEDICTO XVI

Las Jornadas Mundiales de la Juventud, con la visita del Papa Benedicto XVI a España, han suscitado numerosas críticas que situaron como argumento principal la aportación de dinero público, de católicos y no católicos, para sufragar parte de los actos organizados y que contaron con la presencia del Papa en Madrid como lo más destacado de las denominadas JMJ. Las críticas llevaron incluso a varias organizaciones a convocar una manifestación que estuvo encabezada por una pancarta donde se podía leer “De mis impuestos, al Papa cero”. La manifestación terminó como todos ya conocemos: actuación policial, detenidos, insultos, etc. Como siempre suele ocurrir en estos casos, posiblemente se trató de una minoría los que causaron los disturbios, minoría incapaz de reconocer la diferencia de ideas y creencias pese a que no las compartamos y estén en el otro extremo de lo que pensemos. Y es ese el error que planea sobre la actitud de los que no compartimos las ideas del catolicismo, convertirnos en un totalitarismo incapaz de respetar las creencias de los demás.

El que venga el Papa no tiene por qué suponer una agresión a mis ideas sobre lo que pienso de la Iglesia Católica. Si el argumento principal es el dinero público para sufragar los gastos de las Jornadas, parece que eso ha quedado claramente explicado. Si de la aportación indirecta de servicios públicos para facilitar la celebración de los actos de la JMJ hablamos, y que también ha sido motivo de crítica, entonces comencemos por dejar de organizar grandes eventos culturales, deportivos y políticos, porque en todos ellos, cuando hay gran asistencia de público, las administraciones deben intervenir para garantizar la seguridad necesaria de las personas en todos los sentidos. Pensemos simplemente en lo que puede costar la seguridad pública a lo largo de un año en los partidos de fútbol. Solo un Real Madrid-Barcelona puede suponer la movilización de más de 1.000 personas entre agentes de las Fuerzas de Seguridad, sanitarios y hasta bomberos, además de un dispositivo especial para acompañar a las aficiones. Y claro está que no a todo el mundo le gusta el fútbol y tiene pleno derecho a protestar por ello pero, sin embargo, nos hacemos cargo. Ya no hablemos si de lo que se trata es de organizar un campeonato mundial de fútbol o unas Olimpiadas. Además, recordemos que el 73 por ciento de los españoles se declaran católicos y que también pagan impuestos como los no creyentes, alrededor y un 14 por ciento, y resto de confesiones. Estamos en un país aconfesional, pero con mayoría católica y nuestra cultura está imbuida de ella, no lo podemos negar, aunque tengamos nuestras objeciones al respecto. Casi la totalidad de las fiestas populares de nuestros municipios se realizan en honor a alguno de los innumerables santos de la Iglesia Católica. Podríamos comenzar por anular toda aportación pública para la celebración de estas fiestas, de marcado carácter católico, si queremos adoptar una postura radical en torno al dinero público y lo católico.

En un primer balance, las JMJ han dejado más de 60 millones en la hostelería madrileña. Las previsiones indican que no solo no se ha invertido dinero público, sino que los beneficios en general pueden ascender a más de 100 millones de euros. La imagen de Madrid ha sido apertura en los informativos de la mayor parte del mundo. Más de cuatro mil periodistas fueron acreditados para hacer el seguimiento a la visita del Papa y a las Jornadas. Los peregrinos venidos a Madrid de más de cien países diferentes, son una voz más para dar a conocer nuestro país. Podemos establecer un debate sobre el pasado, presente y futuro de la Iglesia Católica, muy lejos de las austeras enseñanzas de Jesús. De cómo se ha basado históricamente en la ignorancia y en el miedo para convertirse en una de las instituciones con más poder y riqueza en la historia de la humanidad; pero concibo la visita del Papa como un gran espectáculo de consumo interno para el catolicismo que nada me aporta personalmente y que lo he observado únicamente desde el punto de vista economicista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario