9 abr 2013

REPLANTEAR LA MONARQUÍA

La Corona, como institución, ha gozada de un elevado prestigio en nuestro país. Los logros en la transición a la democracia del rey Juan Carlos I siguen siendo hasta la fecha uno de los grandes valores que ostenta el monarca, además de su aparente cercanía con los ciudadanos en los actos públicos. Cercanía en los actos públicos que, sin embargo, deja bastante que desear en sus actos privados. El grave error de la famosa cacería no deja de ser una anécdota dentro de la poca transparencia que ha existido hasta ahora en los quehaceres de la familia real. La grave crisis por la que atraviesa España no solo se reduce al ámbito de lo económíco, sino que ha salpicado a instituciones como la Corona o los partidos políticos.
Las andanzas de su yerno Iñaki Urdangarin, la imputación de la Infanta Cristina, la relación de Corinna con la monarquía, junto a otros temas que se acumulan en el tiempo, han producido una progresiva desafección de los ciudadanos por la monarquía. Si la Corona era la institución más valorada por los españoles hasta hace relativamente poco tiempo, ahora nos encontramos con todo lo contrario, y mucho se debe preocupar la Casa Real en este hecho. Una monarquía sin respaldo social deja de tener sentido por grande que haya sido su labor en el pasado.
La cuestión de la abdicación no está sobre la mesa, por el momento, pero si el desgaste de la institución continúa, unida al deterioro de la salud del rey, no cabe descartar que en el plazo de un par de años, y una vez este país retome una normalidad que se resiste a llegar, podamos tener alguna noticia al respecto.

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